sábado, 30 de julio de 2011

ROMANTICISMO





Caspar David Friedrich



EL ROMANTICISMO

El hombre en el siglo XIX es romántico. Es un siglo de cambios y revoluciones. Se va a pasar de una sociedad feudal, basada en el privilegio de nacimiento, a una sociedad burguesa, basada en el mérito propio sin considerar el origen. El liberalismo será la ideología, que abarca desde la economía hasta la política, representada esta última por la democracia liberal que edtablece la división de poderes.

El romántico es un idealista que intenta conducir a la realidad a su concepto del mundo. Pero no todos los románticos seguirán la misma vía. Los hay que miran a la Edad Media en busca de los orígenes identitarios que la racionalidad industrial arrasa en su tendencia uniformadora y el romántico revolucionario que pretende cambiar el sistema. Algunos buscan una forma racional para expresar sus emociones y se les llama neoclásicos. Otros rompen con los moldes y expresan emocionalmente sus ideas y se les llama románticos. Aunque todos los hombres del siglo XIX eran románticos.

El romanticismo tiene una serie de características: rechaza el Neoclasicismo academicista impuesto por la cultura dominante a finales del silo XVIII e inician un camino que intenta desprenderse del autoritarismo cultural de la época. Reivindican el subjetivismo del individuo y la potencia creadora del artista. Intentan romper las cadenas que impiden el vuelo hacia los mundos imaginarios que favorecen el dinamismo hacia la consecución de otras realidades. Intentan fusionarse con la Naturaleza y se abrazan al amor, la patria, y la felicidad. La decepción les pude llevar a situaciones dramáticas.

Sienten atracción por el abismo y el misterio. Ruinas, bosques y cementerios son lugares privilegiados por los artistas. En Alemania se pueden encontrar incluso ruinas falsas que llenen el vacío de ricos burgueses carentes de antepasados aristocráticos. En Kassel podemos encontrar un buen ejemplo de este hecho. .
Atracción por lo nocturno y misterioso. Los románticos sitúan sus sentimientos dolientes y defraudados en lugares misteriosos o melancólicos, como ruinas, bosques, cementerios...

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