domingo, 10 de octubre de 2010

ROMA: MATERIALES DE CONSTRUCCIÓN Y SISTEMAS CONSTRUCCTIVOS


ARQUITECTURA ROMANA:
MATERIALES Y SISTEMAS CONSTRUCTIVOS


"La primera contribución de los romanos al progreso arquitectónico fue combinar el sistema de columna y viga transversal (adintelado) utilizado por la Grecia clásica, con el sistema de arco y bóveda desarrollado por los etruscos. Su segundo gran descubrimiento fue que resultaba más barato construir con un mortero de hormigón con guijarros y cascajo que con bloques cortados y colocados en seco. Los romanos pudieron no haber inventado el cemento (quizá ese mérito corresponda a los cartagineses) pero fueron ciertamente los primeros en explotar sus posibilidades.

La argamasa romana estaba hecha de cal y de puzolana (roca volcánica pulverizada), ...utilizada ampliamente desde el s. III a.C. y que resultaba idónea para unir grandes bloques rectangulares de piedra. A menudo, la piedra fue sólo un revestimiento mientras que la parte interna del muro se rellenaba con cemento: capas de ladrillo fragmentado, cascajo y argamasa. Los artesanos más hábiles construían la parte exterior y supervisaban el relleno de la parte central, que quedaba a cargo de soldados o esclavos.

Cuando aumentó la confianza en la argamasa, las piedras exteriores se hicieron más delgadas y pequeñas llegando a carecer de toda importancia estructural. Más tarde las piedras exteriores fueron cortadas en forma cuadrada (de 10 cmts de lado) y dispuestas según un esquema diagonal. Este aparejo evolucionó posteriormente con el uso de ladrillos especiales moldeados, en lugar de piedras.

Los arquitectos romanos pronto aplicaron el hormigón a la construcción de arcos y bóvedas. Disponían, pues, de un material adecuado a las aspiraciones de constructores de imperios. Las mayores bóvedas romanas cubrían un espacio que no fue igualado hasta llegar a los tiempos del acero (S. XIX d.C.)...

La ventaja del hormigón era que las bóvedas podían ser moldeadas para ajustarse a complejas formas de habitaciones sin necesidad de trabajosos procedimientos para el corte de la piedra. Era asimismo un material barato requería una menor cantidad de artesanos especializados y aumentaba las posibilidades para un complejo modelado de los espacios interiores. Así podrían utilizarse curvas en lugar de líneas rectas tanto en horizontal como en elevación. ...

Como no era en si mismo un material decorativo, el hormigón era recubierto habitualmente por un estuco pintado y, en otras estancias más lujosas, con finas capas de mármol de color; en las casas privadas, las paredes finas y suaves de estuco eran pintadas con murales de complicado diseño." (1)

"Otra novedad de transcendencia extraordinaria para el futuro es la aparición del ladrillo cocido... al horno, de gran dureza y consistencia. Con él se fabricaron paredes, bóvedas, muros y de él recibe esta fábrica el nombre de opus testaceum.(...)

Según sus formas y tamaños, los ladrillos recibían distintos empleos y nombres. La tegula o teja,... El gran ladrillo de dos pies en cuadro (60 x 60 cms), y por ello llamado bipedalis, se empleaba en arco sobre todo. Pero el más usado y corriente para los revestimientos de muros fue el de 45 x 45 cms,... y el de 22 x 22 cms. (2)

Según la disposición de los materiales en el muro se obtenían diferentes aparejos que los romanos llamaban "opus".


Opus incertum



Opus testaceum



Opus reticulatum



Opus spicatum



Hormigón en cimientos



Bóveda de cañón



ROMA.- LA ARGAMASA EN LA ARQUITECTURA

(Vitruvio.- De Architectura; ca. 28-27 a.C.)

"Es preciso, pues, adaptar las medidas a las distintas clases de edificios. Por las mismas reglas las columnas de los ángulos deben también tener su diámetro una quincuagésima parte mayor que el de las otras, porque estando a plena luz y al aire libre, parecerán a la vista más delgadas y es preciso que el arte compense de este modo el error de los ojos.

En cuanto a la disminución de las columnas en el sumoscapo, se ha de hacer en la siguiente proporción: si la columna fuese menor de quince pies, se dividirá el diámetro inferior en seis partes y se darán cinco al diámetro superior. Si la columna tuviese de quince a veinte pies, el imoscapo se dividirá en seis partes y media y se darán cinco y media al sumoscapo. En las de veinte a treinta, se dividirá el imoscapo en siete partes y se darán al sumoscapo seis. En las de treinta a cuarenta pies, dividido el grueso de la parte baja en siete partes y media, se darán seis y media a la parte superior. En las de cuarenta a cincuenta pies, será el imoscapo de ocho partes y se restringirá a siete el sumoscapo, y así, de la misma manera, se irá sucesivamente disminuyendo a proporción en las columnas que fueren más altas. En cuanto a éstas, es de advertir que, por su gran altura, se engaña fácilmente la vista del que mira de abajo arriba, y por lo tanto conviene rectificar este error aumentando el grueso de las columnas.

Los ojos son los que buscan la belleza; por tanto, si no se satisface su gusto tanto con las proporciones como con esas adiciones, que agradan oportunamente lo que parecería deficiente, el conjunto resultaría desproporcionado y feo a quien lo contemplase. Respecto de este abultamiento que se fija para el fuste de las columnas, y que entre los griegos se llama éntasis, al final del libro daré a conocer el método y figura Para que resulte proporcionado y no ingrato a la vista.

VVAA.- Fuentes y documentos para la hª del arte antiguo.
Ed. GG. Barna. 1982. págs. 258-259

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